Pedro Millán realiza el segundo reparto de tierras en 1730, los beneficiados de los predios al sur de la actual Luis Batlle Berres (antiguamente Simón Martínez), fueron Marcos Velazco y José Rodríguez, y un territorio sobrante ubicado al final de Simón Martinez contra el mar a Manuel Bello.
En 1750 la Compañía de Jesús (Jesuítas), compran estas tierras y la llaman la Chacra de Jesús María (aún en el barrio hacia la zona de Tres Ombúes una cañada conserva el nombre de Jesús María), en dicho lugar instalan una fábrica de tejas, la cual le da el nombre al lugar como Rincón de La Teja, o La Teja simplemente.
Ante la expulsión decretada por el Papa Clemente XIV, en 1773 los terrenos pasaron a ser del estado el cual los remata y Marcos Pérez pasa a ser el propietario y en su época se habla que en el barrio había una caja de lastre y una fuente de agua (posiblemente la actual Cachimba del Piojo).
En 1799 se entiende que la mesopotamia existente entre los arroyos Pantanoso y Miguelete, formaban un «partido» natural y es asignado a Manuel Freire como comisionado.
Para 1802 el terreno es comprado por Miguel Pelagay luego de su fallecimiento las tierras fueron heredadas por Petrona Lenguas su esposa, se instala el varadero «La Teja», en 1814 el estado compra el varadero y la propiedad lindera ya claramente reconocida como La Teja.
En 1837 se encuentra muerto un conocido bizcochero en la isla que está de frente a la actual playa «Rompe olas», de ahi pasa a denominarse Isla del Bizcochero.
Ese mismo año Samuel Laffone un inglés oriundo de Liverpool que había llegado en 1825 a Uruguay compra los terrenos de la isla y lo que era conocido como La Teja a Andrés Caivallón en 1841.
Laffone funda el Pueblo Victoria, y en 1842 en el Hotel Claypoles el Victoria Cricket Club que sería el primer club deportivo de América Latina, el cual tendría su base en Pueblo Victoria.
En 1863 se establece la fábrica BAO y en 1910 inaugura su planta industrial que actualmente se conoce, el desarrollo de BAO, Vidplan, Frigoríficos, Ferrosmalt y ANCAP, hacen que el barrio sea próspero, eso estimula a los pequeños comercios y da una vida social inigualable al momento.
Es el auge de los clubes sociales y deportivos en el barrio.